26.6.06

Te dignifica, como a mí.

Un día, el Señor dijo:

-Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer, y comido del árbol del que te mandé que no comieses, maldita sea la tierra por tu causa; con grandes fatigas sacarás de ella el alimento en todo el discurso de tu vida.

Y:

Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado; puesto que polvo eres, y a ser polvo tornarás.

Para los que queráis ampliar: Génesis, 3:17 y siguientes.

Ser dios debe ser, cuando menos, curioso. Imagina un día de esos en los que te levantas cabreado con el mundo, con el pie izquierdo, y en cuanto alguien te toca un poco las pelotas: Maldita sea la tierra por tu causa.

Maldita. Para siempre. Acojonante, ¿no?

O, qué se yo, alguien te empuja en el metro y, mirándole a los ojos, desafiante, puedes decir:

Por cuanto de aquí a siete días yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de la superficie de la tierra todas las criaturas animadas que hice. Y que se cumpla.

Más detalles en Génesis, 7.

O porque es una aburrida tarde de domingo, que cuando eres dios tampoco tienes que buscar muchas excusas:

Que llueva azufre y fuego por mi propia virtud, y que esta lluvia arrase ciudades y países, los moradores todos de las ciudades, y todas las verdes campiñas del territorio.

Y a contemplar el espectáculo. Mejor si lo acompañas con algún cordero fresquito para picar.

El caso es que me encanta mi trabajo. Como a ti, seguro. Ya seas publicista, comercial, dependiente, médico, broker, banquero, empresario, traductor, cantante, mecánico, profesor, programador, director de ventas, jefe, ingeniero, economista, lo que sea, seguro que estás encantado con tu trabajo. Te dignifica, igual que a mí.

Yo diseño escobillas de váter, lo que limpia la mierda que ha quedado pegada a las paredes del inodoro después de que hayas cagado.

¿Podrías borrar esa expresión de asco? Gracias. Todos tenemos y usamos una. Y si lo niegas, el que pone cara de asco soy yo.

Es un trabajo apasionante. Me explico. El mango no debe ser ni muy largo ni muy corto, y permite una creatividad casi, casi sin límites: curvas, rectas, formas variadas. Recuerdo con especial cariño un diseño de mango con forma de delfín. Una de mis mejores creaciones.

Pasemos a las cerdas: pueden ser de pelo de cerdo, de pelo de ciervo o de pelo de conejo, cada una con sus propias características: si cagas más duro, te recomiendo las de ciervo, que son fuertes y resistentes. Si cagas más blando o estás diarreoso, te recomiendo las de conejo, que aunque menos fuertes arrastran mayor cantidad. Y si tu mierda es una mierda estándar, las de cerdo son tus cerdas.

¿Y qué decir de los colores? Hoy todo debe combinar.

Así, si tu cuarto de baño es... .

..de color beige, el mango de tu escobilla puede ser marrón y las cerdas granates, por ejemplo.

...de color añil, el mango de tu escobilla puede ser azul marino y las cerdas blancas, por ejemplo.

...de color verde turquesa, el mango de tu escobilla puede ser verde pistacho y las cerdas amarillas, por ejemplo.

El caso es que combine, ya me entiendes.

Creatividad. Dinamismo. Sencillez. Todo eso tiene mi trabajo. Nada de tierras malditas que no dan fruto sin fatiga. Nada de panes que vienen del sudor de mi rostro.

Es un poco como trabajar de dios: pienso cual es la mejor manera para que puedas eliminar la mierda de tu vida. Pero sin lluvias de azufre ni maldiciones, lo que me hace un dios bueno. O más bueno que el otro, vamos.

Siguiendo este símil, cada escobilla es uno de mis profetas.

¿Y su mensaje? Encriptado en tu mierda.

Lo que te convierte en mi apóstol siempre que cagues. Piensa en ello.

Yo me voy a cagar.

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